Los empresarios tienen una mentalidad de independencia. Ellos comprenden que nadie les debe nada y nadie está en la obligación de hacer algo para que ellos triunfen. Asumen la responsabilidad de sus acciones y así mismo los resultados de estas acciones. Ellos son los únicos responsables del éxito o fracaso de su negocio y por lo tanto no están buscando culpables cuando las cosas salen mal, sino que toman acción de manera decidida para corregir el rumbo cuando hay que hacerlo.